julen elizari
El universo mental de la capitana se encuentra como nuestro vehículo de viaje:sin rumbo. Antes la he visto hurgando entre sus enseres y, posteriormente, hablando sola. Sospecho de su conducta, quizás acentuada por el consumo de drogas. Desconozco el motivo de su actitud y resulta obvio que carece ya de potestad alguna sobre la nave. El mecánico de segunda y yo hemos empezado a confraternizar. La soledad y la perdición de la capitana nos lo aconseja. Hemos de ser nosotros quienes nos hagamos cargo de esta utopía. Y del estado mental de la única mujer de la tripulación.
Nuestra capitana ha olvidado su cometido inicial y ha perdido toda noción de responsabilidad. Los tres emanamos tristeza, pero ella se ha dejado atrapar por la advenediza situación. El mecánico, en cambio, sorprende por su templanza y decisión. La larga odisea espacial comienza a esgrimir las debilidades del ser humano indefenso, débil.Y nuestra capitana encaja con esta definición. Profetizo que, volvamos o no, aunque esto termine hecho añicos, ella no terminará la ruta como la empezó.Nadie puede permitirse el lujo de una depresión en el espacio...
Ya no oigo voces en mi cabeza. Por un momento, consideré seriamente la posibilidad de tornarme esquizofrénico. Pero no, mi estancia en la intemporalidad del espacio no ha conseguido hacerme perder la cordura. He analizado sobriamente mi relación con los otros dos tripulantes y ,qué demonios, he llegado a la conclusión de que nuestra interdependencia acaba decantándose de mi lado. No puede existir un viaje fructífero sin un piloto que dirija su rumbo. La capitana, aunque con conocimientos teóricos, carece de experiencia en el espacio y, tarde o temprano, necesitará de mi indispensable ayuda. Respecto al mecánico,no ,me preocupa; sus dotes de "latin lover" no le serán de mucha ayuda en nuestra aventura infinitesimal.
No se lo que me ocurre, no soy capaz de dormir y no tengo apetito, en ocasiones creo oir voces en mi cabeza, no consigo entenderlas, no conozco el idioma. La capitana y el mecánico parece que se llevan muy bien, no quieren contar con un insignificante piloto, ya verán quien rie el último. Se arrepentirán.
Todo sigue en silencio, no tenemos noticias de la tierra, llevamos muchos días a la deriva.
Mi optimismo inicial se ha diluido, y empiezo a desconfiar de mis compañeros. Ése mecánico de segunda se trae algo entre manos y la capitana parece seguirle el juego....ayer los encontré hablando a escondidas, estoy seguro que están planeando algo.
Conocí a la capitana dos meses antes de embarcarme en la misión, desde un principio no he confiado en ella....además no me gusta estar bajo el mando de una mujer, nunca lo he soportado. Ya me avisaron de que la nave signo era una reliquia del pasado, y que estaba loco por aceptar el puesto, pero necesitaba tanto el dinero. Ahora me encuentro aquí encerrado en toneladas de hierro recorriendo el espacio sin saber que dirección llevamos.
La oscuridad nos ha cogido en su seno. Algunos de mis compañeros han perdido la esperanza, pero yo la conservo intacta, estoy seguro que volveremos a casa algún día. Lo único que me intriga es ¿qué cosas encontraremos en nuestro camino?¿qué nos espera más allá de las estrellas?
A quien me pueda escuchar......hemos perdido el control, vamos a la deriva, ¿Puede alguien escucharme? Esto es una llamada desde la nave de repostaje Signo. Salimos el 12 del presente mes hacia el planeta Orion para llevar una carga de combustible. Todo ha ido bien hasta ahora, hace unos segundos todo nuestro instrumental de abordo ha quedado inutilizado y no soy capaz de enderezar el rumbo, me temo que nos dirigimos sin remedio a lo más profundo del espacio exterior.